Dios tiene la autoridad para gobernar la fortuna y la desgracia, la vida y la muerte de todas las personas, y también los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos. Si dependemos del poder del mundo, de las posesiones materiales y del conocimiento, en lugar de considerar a Dios como nuestra fortaleza, seremos destruidos al igual que el rey de Samaria, que murió por depender de un dios pagano cuando estaba herido.
Así como los antepasados de la fe como David, Habacuc y Zacarías superaron los obstáculos al considerar a Dios como su fortaleza y al depender siempre de Él en todas las circunstancias, los miembros de la Iglesia de Dios llevan una vida de la fe alegre y feliz, recorriendo el camino victorioso del evangelio al depender de Cristo Ahnsahnghong y de Dios Madre.
Con todo, yo me alegraré en Jehová,
y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi fortaleza,
el cual hace mis pies como de ciervas,
y en mis alturas me hace andar.
Habacuc 3:18-19
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