Para los israelitas que se dirigían a Canaán,
Dios otorgó el maná cada día en el desierto por cuarenta años.
La relación entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento es como una sombra y su realidad.
El maná que los israelitas comieron en el desierto representa a Jesús. Y la manera de comer a Jesús, el pan vivo que da vida eterna, está contenida en la Pascua del nuevo pacto.
El pan y el vino de la Pascua que se guarda en la Iglesia de Dios es el alimento dado por Dios mismo.
“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo;
si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre;
[…] asimismo el que me come, él también vivirá por mí.”Juan 6:51-57
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