Los santos de la iglesia primitiva recorrieron el camino de la fe para seguir a Dios sin rendirse hasta el final, a pesar de todo tipo de persecuciones, dificultades y sufrimientos.
Pudieron hacerlo porque comprendieron que la sangre del sacrificio, que Cristo derramó en la cruz, fue por nuestros pecados, y que nos salvó por su gran amor.
Al igual que la Bestia de la Bella y la Bestia se transformó de nuevo en el príncipe con el aspecto original después de comprender el verdadero amor, también podemos sentirnos entusiasmados por rendir el culto y orar a Dios y ser transformados en hombres celestiales cuando comprendemos el gran amor del Padre Cristo Ahnsahnghong y de Dios Madre.
Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros;
como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Juan 13:34-35
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