Los hijos están orgullosos de sus logros y buscan recompensas de sus padres,
pero los padres, a pesar de dedicar su vida a sus hijos,
no esperan nada a cambio y desean dar más.
Debemos reconocer la devoción y el sacrificio de nuestros padres físicos
y también de los Pares espirituales y practicar dar el amor.
El sacrificio en la cruz no es el único sacrificio
que hicieron el Padre y la Madre celestiales.
Su gracia es tan grande y profunda que se expresa
a través de la muerte de los animales sacrificados
en todas las fiestas en el Antiguo Testamento.
Con ese sacrificio y amor tan profundo,
Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre han venido a esta tierra
para buscar a sus hijos celestiales perdidos.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo
por un pecador que se arrepiente,
que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
Lucas 15:7
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