Moisés y Aarón no pudieron entrar en la tierra de Canaán al final del viaje de cuarenta años por el desierto, y Nabucodonosor vivió como un animal salvaje durante siete años, y Herodes murió de una muerte miserable. Todo se debe a que no revelaron la santidad de Dios sino su propia gloria.
Como Daniel y Pedro, quienes siempre revelaron la santidad de Dios y fueron bendecidos, debemos mostrar la santidad de Cristo Ahnsahnghong y Madre celestial como los sabios profetas del evangelio en esta época del Espíritu Santo.
[…] cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti […] hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. Daniel 4:31-32
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