Cuando oramos a Dios, pidiendo cosas seculares, y la respuesta de Dios difiere de nuestras expectativas, podríamos llegar a pensar: “Dios no está respondiendo a mis oraciones”.
Sin embargo, esto no es cierto. Es importante entender que la forma en que Dios muestra su amor es otorgándonos las bendiciones del reino de los cielos, las cuales benefician nuestras almas.
El sacrificio de una madre que luchó para salvar a su bebé en un frío día de invierno de enero de 1951 nos hace reflexionar sobre el sacrificio de nuestros Padres espirituales, Cristo Ahnsahnghong y la Madre celestial. Ellos se sacrificaron para redimir los pecados de la humanidad y otorgarnos el eterno reino de los cielos.
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.
Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
1 Juan 4:7-8
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