El santuario y el velo, que Moisés construyó como una figura y sombra del santuario celestial, representan a Jesucristo, y el Lugar Santísimo representa a la Madre de Jerusalén celestial.
A través del santuario, Dios nos permie comprender a Dios Padre y a Dios Madre.
Los profetas testificaron que la humanidad podría recibir vida a través del agua de vida que fluía del templo.
Hace aproximadamente dos mil años, Jesús, el templo, clamó en el Último Día de la Fiesta de los Tabernáculos para recibir el agua de la vida. Además, la Biblia profetizó que en la época del Espíritu Santo, el Espíritu y la Esposa, que representan la realidad del Lugar Santo y el Lugar Santísimo, vendrían a esta tierra para otorgar la salvación a la humanidad mediante el agua de la vida.
Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
Juan 2:20-21
Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.
Apocalipsis 22:17
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