En los tiempos del Antiguo Testamento, el Lugar Santísimo donde se guardaba el arca del pacto tenía la misma longitud, anchura y altura. La ciudad santa de Jerusalén celestial, que tiene la misma anchura, altura y longitud, representa a la Esposa, a Dios Madre. Ella es la fuente del agua de la vida y la realidad del Lugar Santísimo.
Así como Dios creó los cielos y la tierra y todo lo que hay en ellos con su palabra en el principio, debemos creer que las palabras: “Reciban el Espíritu Santo”, dadas en el Último día de la Fiesta de los Tabernáculos también tienen poder.
Cuando predicamos el evangelio con esta fe, ocurrirá la obra del Espíritu Santo de la lluvia tardía, que es más poderosa que la obra del Espíritu Santo cumplida en la Iglesia primitiva.
Vino entonces a mí uno de los siete ángeles […] y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. […] y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, […] la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales.
Apocalipsis 21:9-16
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