Dado que todos los humanos somos pecadores del cielo, no podemos entender las palabras de Dios al 100%, ni podemos comparar el sentido común humano con la gran sabiduría de Dios que administra el universo.
Como David y Josué, los que reconocen que las palabras de Dios son correctas recibirán bendiciones. Sin embargo, aquellos como Acán y el rey Saúl, que desobedecieron la palabra de Dios siguiendo sus propios pensamientos, serán destruidos.
Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre, que estuvieron con David y con Josué, prometen que siempre estarán con los que obedecen las palabras de Dios, en el lugar donde hacen discípulos a todas las naciones y bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Isaías 55:8-9
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