Dios, quien debería sentarse en el glorioso trono en los cielos, vino a esta tierra
en el nombre de Jesús hace 2000 años y hoy como Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre,
y recorrió en silencio la senda del sacrificio por el perdón de los pecados y la salvación de la humanidad.
Por lo tanto, siempre debemos tener gratitud hacia Dios que nos dio la esperanza del cielo.
Siguiendo el ejemplo de los santos de la Iglesia primitiva
que recorrieron con alegría el camino del martirio a pesar de terribles persecuciones,
y del rey David, que siempre dio gracias a Dios ante las dificultades y las pruebas,
los miembros de la Iglesia de Dios viven una vida de gratitud en todas las circunstancias.
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo,
porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5:16–18
El que sacrifica alabanza me honrará;
Y al que ordenare su camino, Le mostraré la salvación de Dios.
Salmos 50:23
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