Había un empleado ordinario en la empresa de Rockefeller, que presumía tanto sobre el producto de la empresa que fue apodado “Cuatro dólares un barril de petróleo”. Más tarde, incluso llegó a convertirse en presidente de la empresa.
A través de su historia, podemos comprender que cuando nos jactamos de Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre, quienes han venido como los Salvadores en la época del Espíritu Santo, y predicamos la verdad de la salvación, seremos dignos de entrar en el reino de los cielos.
Los hijos de Dios no deberían dejarse influenciar por las opiniones de otras personas, ni seguir las tendencias del mundo. Solo deben buscar la opinión de Dios y valorar la obra de predicar el evangelio. Solo así podrán vivir según las profecías, ganar diez talentos y recibir el elogio de “Bien hecho”.
[…] los que enseñan la justicia a la multitud,
como las estrellas a perpetua eternidad.
Daniel 12:3
Y todos los días, en el templo y por las casas,
no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.
Hechos 5:42
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