Así como los santos de la iglesia primitiva tenían la esperanza de la resurrección a través de la resurrección de Jesucristo y no temían las dificultades, las persecuciones o las condiciones adversas del mundo, también lo hacen los santos de la Iglesia de Dios.
No viven por lo visible a los ojos ni por los momentos fugaces, sino que viven con la esperanza de la resurrección que disfrutarán en cuerpos espirituales en el mundo espiritual.
Después de que Jesús resucitó, se desapareció repentinamente mientras hablaba con sus discípulos, se apareció de repente en una habitación cerrada y mostró su ascensió delante de ellos.
Esto significa que nosotros también seremos como Jesús en la mañana de resurrección.
Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales;
pero una es la gloria de los celestiales,
y otra la de los terrenales. […]
Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.
1 Corintios 15:40-44
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