Los israelitas olvidaron la palabra de Dios que los salvó de las mordeduras de serpientes venenosas. En su lugar, adoraron a la serpiente de bronce durante más de ochocientos años, hasta que Ezequías la destruyó. Sin embargo, lo más importante es recordar que solo la preciosa sangre de Jesucristo puede salvar a la humanidad. Debemos darnos cuenta de que si veneramos la cruz, que no es más que un instrumento de ejecución, recibiremos la maldición.
La cruz, que se originó en la antigua Babilonia y fue transmitida a Roma, fue introducida en la iglesia alrededor del año 431 d. C., después de la ascensión de Jesús al cielo y la muerte de los apóstoles. De acuerdo con las enseñanzas de Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre, quienes dijeron: “No adoren ídolos”, la Iglesia de Dios no erige ni adora la cruz ni ninguna otra imagen.
No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra […]. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás […]
Éxodo 20:4-5
Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición, abominación a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
Deuteronomio 27:15
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