Para recibir el perdón de los pecados, alguien debe cargarlos. Dios nos mostró esto como una sombra por adelantado a través de los animales sacrificados para el Día de Reposo, el sacrificio continuo, la Pascua y todas las otras fiestas del Antiguo Testamento, así como la ley del Antiguo Testamento de que, en el Día de Expiación, todos los pecados se ponían sobre el macho cabrío por Azazel que era enviado al desierto y moría.
Los miembros de la Iglesia de Dios comprenden que Dios soportó el sufrimiento de la cruz, las burlas y el desprecio de su creación porque este es su gran amor que quiere salvar a toda la humanidad pagando el precio de sus pecados.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
1 Juan 1:9-10
como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Mateo 20:28
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