Los santos de la iglesia primitiva oraron sinceramente durante diez días desde el Día de Ascensión hasta el Día de Pentecostés. En el Día de Pentecostés, recibieron el Espíritu Santo que les permitió tener una fe valiente para que el evangelio se expandiera rápidamente. En la época del Espíritu Santo, Dios nos concede dones del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés, incluso siete veces más fuerte que el de hace dos mil años.
Después de recibir el Espíritu Santo, la iglesia primitiva testificó: “Jesús es el Cristo”. De la misma manera, los miembros de la Iglesia de Dios, que recibieron el Espíritu Santo de la lluvia tardía al guardar el Día de Pentecostés, predican al mundo valientemente a nuestros Salvadores, Cristo Ahnsahnghong y la Madre celestial.
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Hechos 2:1-4
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