Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre vinieron a esta tierra en la carne y recorrieron un camino lleno de sufrimiento para salvar a sus hijos que están viviendo con dolor y angustia debido a los pecados que cometieron en el cielo.
Si logramos comprender el amor y el sacrificio de nuestros Padres espirituales y nos jactamos de Ellos, Dios nos reconocerá como “Mis hijos” ante los ángeles y nos otorgará grandes bendiciones.
En el pasado, el pueblo de Dios se enorgullecía de Jehová en la época del Padre y de Jesús en la época del Hijo. Del mismo modo, en la actualidad, debemos jactarnos de Cristo Ahnsahnghong y Dios Madre, quienes han venido como el Espíritu y la Esposa en la época del Espíritu Santo.
No obstante, también debemos ser conscientes de los ladrones espirituales que pueden robar nuestros corazones, alejarnos de Dios y destruir nuestras almas.
Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.
Lucas 12:8-9
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