A través del sistema familiar terrenal, Dios nos ha hecho saber que existe la familia celestial. Así como los hijos terrenales heredan la carne y la sangre de sus padres, los hijos celestiales deben recibir la carne y la sangre de Dios Padre y Dios Madre a través del pan y el vino de la Pascua. Solo esas personas pueden llamar a Dios “Padre” y “Madre” como hijos celestiales.
Hoy, los miembros de la Iglesia de Dios son elogiados por sus buenas obras en todo el mundo porque aman a todas las personas con el amor y el sacrificio que han aprendido de Cristo Ahnsahnghong y de Dios Madre, y porque la gloria de Jerusalén ha llenado el mundo entero, tal como la Biblia lo profetizó.
Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo el día y toda la noche no callarán jamás. Los que os acordáis de Jehová, no reposéis, ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén, y la ponga por alabanza en la tierra. Isaías 62:6–7
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